viernes, 7 de agosto de 2015

La Moral en las grandes religiones



"La moral es lo que hace a uno sentirse bien y lo inmoral es lo que hace a uno sentirse mal".
Ernest Hemingway (1896-1961).





El comportamiento del ser humano en la sociedad, está regulado por determinaciones y actividades, muchas de ellas de carácter moral, y otras de índole espiritual. Las acciones de este ultimo aspecto influyen constantemente en la conducta individual, así como en la conducta colectiva del ser humano, entre las que se destacan la moral y la religión.

La moral es una virtud interna que cada uno de nosotros posee, en donde se valora las acciones propias, así como la de los demás, conscientes y libres y que sólo podemos demostrar, observando las conductas en base a los principios éticos que demanda la sociedad para vivir en armonía y pacíficamente. 

En otro sentido, la moral es la ciencia que enseña las reglas que deben seguirse para hacer el bien y evitar el mal. Por lo tanto, constituye un elemento esencial para todas las religiones, las cuales se encargan de sus limites, tratando de definir lo licito o ilícito dentro de cada una de ellas.




LA FUNCIÓN MORAL DE LA RELIGIÓN


La religión es el medio por el cual el hombre tributa el culto, el amor, respeto y la reverencia a Dios. La religión se define por la fe, sinónimo de piedad, creencia y devoción por un ser supremo al ser humano, por lo que junto con la moral tiene una influencia decisiva en la conducta personal y social de cada individuo.


Tanto la religión como la moral regulan el comportamiento frente a la sociedad y a los semejantes a quienes Dios recomienda amar unos a otros, como él nos amó. Estos se convierten en factores positivos en la orientación y dirección hacia obtener una conducta de integración social de cada persona y de las naciones en conjunto, todo esto nos conlleva a un mundo mejor.


La religión tiene sus propias 
leyes y sus propios ritos así sea en países diversos. La moral depende del país o región en la que se encuentre ya que en cada uno, existen leyes y ritos diferentes. Por lo que para unos puede ser moralmente correcto, en otras culturas no lo será.

Se asemejan porque son prácticas que no son de valor universal, son de valor subjetivo, responden a un tiempo y espacio determinado.




La religión tiene su centro en Dios; la moralidad tiene su centro en el hombre. Es concebible que pueda haber una moralidad puramente humanística que no contenga ninguna referencia a lo sobrenatural. Sin embargo, La religión es sinónima de fe, piedad, creencia y devoción, por lo que, junto a la moral tiene una influencia decisiva en la conducta personal y social del individuo.

Lo que hace la religión es encaminar al hombre a hacer lo correcto, pero la verdad cada ser humano debe ser consciente y responsable de sus acciones, ya que solo a el le competen, pudiendo afectar o beneficiar a terceros.


Las reglas morales juegan un importante rol biogenético en la lucha por la sobrevivencia, ya que los socio biólogos sugieren que los grupos sociales tienen que afrontar la adversidad, entonces ellos necesitan reglas internas para regular su comportamiento: sistemas morales, además deben poseer algunos valores adaptativos y aquellos enraizados en la religión ayudan a santificar su ambiente y aseguran un sentido de obligación y obediencia. Más aún, sistemas sagrados de reglas morales ayudan a determinar quiénes sobrevivirán y quienes se reproducirán.



Finalmente, podemos afirmar que si la re­ligión y la moral influyen en la conducta personal, también influyen en el comportamiento de la en general lo que constituye una efectiva contribución para la comprensión y la paz moral. Por esta razón. Debemos estimular que todo hombre profese una religión o un credo determinado, evitando la existencia en la sociedad de hombres indiferentes, a quienes les importa un comino que en la comunidad haya guerra, odios e intranquilidad.


La rectitud de la moral y la pureza de la religión, son factores positivos en la organi­zación y dirección de los pueblos para obtener una conducta de integración social de los hombres y de las naciones que forman es­te mundo ávido de paz, comprensión y con­cordia.





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